En una declaración que transparenta la magnitud de la crisis energética que atraviesa el país, el gobierno boliviano confirmó que la sobredemanda de combustible ha alcanzado el 20%, el doble de lo que se reconocía semanas atrás. Este incremento ayuda a explicar por qué las largas filas en los surtidores se mantienen y, en algunos casos, se agravan.
El ministro de Hidrocarburos, Franklin Flores, informó que tres buques tanque —el Mishell, el Sino Source y el Forney— se encuentran actualmente en las inmediaciones de la terminal marítima de Sica Sica, en territorio chileno, listos para descargar combustible que será destinado a aliviar el desabastecimiento en Bolivia.
De estos, el barco Sino Source descargará un total de 41 millones de litros de diésel, una cifra significativa que da una idea del volumen de la importación de emergencia que el gobierno está ejecutando para intentar estabilizar la distribución interna.
¿Qué implica una sobredemanda del 20%?
Una sobredemanda del 20% significa que la población y el aparato productivo boliviano están consumiendo un quinto más de lo que normalmente demanda el mercado nacional. En un país donde los combustibles están fuertemente subvencionados por el Estado, esta diferencia se traduce en presión fiscal, costos logísticos adicionales y riesgos de desabastecimiento, sobre todo en regiones alejadas o con menor prioridad de carga.
El gobierno no ha precisado las causas exactas del aumento de la demanda, pero analistas apuntan a un combo de factores: el crecimiento del parque automotor, la percepción de escasez que empuja al acopio individual, la caída en la producción nacional de hidrocarburos y, sobre todo, el contrabando de combustible subvencionado hacia países vecinos.
Filas interminables y tensión social
La escena se repite en todo el país: surtidores colapsados, filas de vehículos que bloquean avenidas y ciudadanos frustrados por la incertidumbre. En regiones como El Alto, Cochabamba, Tarija o Potosí, los transportistas aseguran perder hasta medio día esperando cargar diésel o gasolina.
“Ya no es solo un problema de transporte, esto afecta a toda la cadena productiva. Si no hay diésel, no hay cosecha, no hay distribución, no hay economía que aguante”, afirma Nancy M., dirigente del sector agropecuario Tarijeño.
Importación de emergencia: ¿alivio o parche?
Los 41 millones de litros de diésel que descargará el Sino Source son un alivio parcial. La llegada de los buques Mishell, Forney y Sino Source a Sica Sica puede aliviar la presión en algunos centros urbanos, pero la sobredemanda estructural sigue presente, y mientras esta tendencia no se revierta, cada semana requerirá nuevas operaciones logísticas de alto costo.
Expertos recuerdan que Bolivia importa más del 70% del diésel que consume y que, desde hace años, las inversiones en exploración y refinación han sido insuficientes, dejando al país expuesto ante la volatilidad del mercado internacional.
No se puede tapar el sol con petróleo importado
Desde una mirada crítica, es momento de reconocer que la política energética boliviana enfrenta un cuello de botella estructural. El modelo de subvención generalizada está mostrando señales de agotamiento, especialmente cuando el país ya no produce lo que consume.
Los anuncios de importación deben ir acompañados de un plan de reforma energética serio, que contemple:
- Inversiones en refinación nacional.
- Revisión del esquema de subvenciones.
- Transición energética progresiva.
- Lucha real contra el contrabando de carburantes.
Porque si no se actúa ahora, cada buque que llegue será apenas una aspirina ante un problema crónico.
En resumen:
- El gobierno confirma una sobredemanda del 20% en carburantes.
- Los buques Mishell, Sino Source y Forney están en Sica Sica, Chile.
- El Sino Source descargará 41 millones de litros de diésel.
- Persisten las filas y el descontento social.
- La dependencia de importaciones se vuelve cada vez más insostenible.











